Miguel A. MORALES

poemario “Hemorragias de bolsillo”

EXPOSICIÓN: DESENFOQUES

Volátil

Ya no soy el mismo
en diez minutos este poema
ya no será el mismo.

La vida como una piedra lanzada al mar
un angustioso y corto planear
y una caída inaguantable en lo inmenso
(quizá algún rebote como amago de infarto)
y a lo lejos (a lo cerca en el peor de los casos)
unas ondas que se expanden
para luego perderse.

Así voy dejando notas
en la nevera de tus sentidos.


Nemotecnia

Me he malacostumbrado
a tener memoria
fragmentos de corrosiva historia
que arrastran mi cuerpo
hacia un espacio jamás cartografiado.

Barquilla sin timón
en esas noches carentes hasta de mar
remolino de ojos pasados
en una orgía de presente.

Un reloj analfabeto
que no sabe contar más de doce,
lleno de versos prematuros
y cesáreas semanales.
Un reloj rostro seco de luna
que mira de espaldas al mundo
y a los enigmas de mi cerveza.

Ay de mí…
mis zapatos en el suelo
y mi mirada en cualquier parte.

Me he malacostumbrado
a tener memoria
a recordar al niño negro del llanto
al niño del llanto negro
que dispara balas de espanto.
He recordado mi indiferencia.

 

 

 

 


INSTALACIÓN: PAISAJES Y PERCEPCIONES

Paisaje del alma

El viento azota las palmeras
como una escoba invisible de tiempo
ellas se inclinan
reverenciando su poderosa historia
y sus viajes infinitos.

Las innumerables bocas azules del mar
agonizan a su paso
en una orgía de espuma epiléptica
y aguas abiertas sin un Moisés
que ofrezca milagros contemporáneos.

El apocalíptico paisaje
cae
como caen mis párpados
cuando pienso:

Pocas cosas hay
que necesiten no buscarse para ser encontradas
una de ellas…
el olvido.

La memoria y su silencio

La mar me rodea los tobillos
como una gata ansiosa de caricias
y mi lujurioso cuerpo se ofrece
a su húmedo tacto de mujer en celo.

Los recuerdos remontan sorpresivos
las vigiladas murallas del olvido
besan mis labios prendiendo una sonrisa
que se erige estandarte de ti.

Me disperso como polvo humano
por un soplo de presente y futuro,
es la memoria, el éter que me construye
que me fija
a la tierra
a la historia
a tu rostro.

El pulso de mi pecho
es el compás de las vivencias
una sinfonía de impresiones
percepciones
y el puño cerrado del inminente silencio.

 

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