César Manrique: el fuego que nos habita

M.J. Tabar

¿Y si todos somos pastores de vientos y volcanes? ¿Y si recuperamos sensibilidad y entusiasmo? El 24 de abril de 2019, Lanzarote celebrará el centenario del nacimiento de César Manrique. El Cabildo destinará 300.000 euros a una conmemoración que será diseñada por la ciudadanía.

Año 2050. Los vehículos eléctricos zumban a los cuatro vientos sobre una LZ-2 transformada en scalextric. Hoy el viento está discreto y permite el discurrir de varias nubes preñadas de agua. A vista de dron, se contempla una isla democráticamente chata, que parece acoplada a la lógica de las cosas.
Por la ventanilla del coche desfila un mar de flores a punto de reventar en varios kilos de cebollas. El Instituto Tecnológico de Lanzarote lidera tres campañas científicas en colaboración con diez universidades europeas y americanas. La economía social ha ganado contra todo pronóstico a la especulación capitalista. La cultura se come con papas al postureo.
Adiós magdalenas envasadas en envoltorios individuales de plástico, embolsadas en un paquete del mismo material, que alguien comprará y transportará en un cacharro hecho con más bisfenoles. Se consiguió parar la muerte de Lanzarote, se detuvo in extremis el suicidio planetario.
Ya no vuelan los paquetes de Munchitos por la calle, ni las fruterías ofertan tubérculos ingleses ni fresas de Huelva recogidas a dos euros la hora. Se importa y se exporta talento. La fruta y la verdura se cosecha en las islas, que ahora son una colcha de retales multicolor. Arte geométrico agrícola que los viajeros fotografían con un rápido giro de muñeca. Los frutales vuelven a aromatizar buena parte de La Geria. Solo hacía falta sumar la experiencia ecológica campesina con una tecnología aplicada para cuidarnos más y mejor.
Hoy se reinserta en la sociedad el último especulador urbanístico que intentó pasar el rodillo del mercado por encima del bienestar colectivo y de las leyes del ecosistema. El agua ya no es propiedad privada. Las desaladoras funcionan con energías renovables y la lluvia se guarda en depósitos integrados en el paisaje.
Las profesiones más demandadas están relacionadas con la innovación, la creatividad y los servicios básicos: biólogos que estudian las propiedades nutritivas de las algas, desarrolladores de aplicaciones que nos conectan en serio, profesores que abonan el espíritu crítico, médicos que nunca jamás volverán a verse sin tiempo, sin material, sin infraestructuras.
La isla entera es un museo. Un espacio de 850 kilometros cuadrados donde se aprende geología, botánica, biología evolutiva, vulcanismo, arquitectura, agricultura desértica… Arte y ciencia en sus más variadas especialidades. El motor económico insular se reparte entre el turismo naranja y la investigación. Los hoteles ilegales se han reconvertido en viviendas con la misma prontitud que antaño se aprobaban las propuestas de gasto para un viaje oficial a Fitur. Por fin se pueden visitar estaciones con grabados podomorfos.
¿Fueron capaces aquellos de sacarle vida al volcán cuando las erupciones y no vamos a ser nosotros capaces de darle la vuelta a esto?.
A veces las cosas empiezan con una pregunta.
¿Se imaginan?
¿Que una utopía inspirada libremente en César Manrique se cumpla?
¿Que algunas de las ideas de aquel hombre que hacía dibujos en la arena húmeda, consciente del valor estético, cultural y ecológico de las pequeñas grandes cosas, se expandan definitivamente, como un gas en un recipiente vacío y aislado?
¿Que aprendamos que lo de César nunca fue solo lo de César, que fue también lo de Jesús, lo de Luis, lo de Antonio, lo de un equipo de gente que construyó una propuesta de isla, discutiendo, en colectivo?
¿Se imaginan?
¿Que César no sea parapeto, ni excusa, ni estandarte político, ni monoteísmo artístico, ni dictadura patrimonial?
¿Que César se entienda, por fin, como piñón de un engranaje que nunca ha dejado de girar, a veces con viento a favor, otra veces a contracorriente de las cosas?
¿Que a César se le rinda homenaje con menos flores y más playas libres de rellenos artificiales?

¿Que prenda el fuego que nos habita?