EL PULPO, COMPLEJO Y VERSÁTIL ANIMAL

Arrate de Velasco Bióloga Marina

Escurridizo, huidizo e inteligente son algunos de los adjetivos con los que podemos calificar a este animal. Sin embargo, la lista podría extenderse hasta cientos de adjetivos para definir tanto la biología y la fisiología, como la etología de este complejo y versátil animal 

Escurridizo, huidizo e inteligente son algunos de los adjetivos con los que podemos calificar a este animal. Sin embargo, la lista podría extenderse hasta cientos de adjetivos para definir tanto la biología, la fisiología como la etología de este complejo y versátil animal.

 

Emparentados con las sepias, los calamares y los animales tan poco comunes como los nautilus, la aparición de los cefalópodos se remonta hasta la era del Cambriano y a pesar de ser los moluscos más evolucionados, ya que han podido despegarse de los fondos y adquirir una capacidad natatoria no presente en el resto del fillum, a nivel de biodiversidad se les considera evolutivamente decadentes por poseer un alto índice de subclases ya extinguidas.  Actualmente, se conocen cerca de 650 especies de cefalópodos frente a los 10.000 que se han estimado como fósiles. Algunos autores relacionan el motivo de la desaparición de los dinosaurios con la desaparición de los grandes cefalópodos que poblaban los mares, debido a la colisión de un gran meteorito con la Tierra.

 

Si nos centramos en el pulpo, la característica principal por la que todo el mundo reconoce a este animal es por poseer ocho tentáculos, también llamados comúnmente brazos. Sin embargo, estos tentáculos además de dotar al animal de la capacidad de movimiento y sensibilidad por las múltiples ventosas que se encuentran en ellos, también le otorgan capacidades tanto olfativas, al estar recubiertos de quimiorreceptores, como reproductivas. El macho tiene la capacidad de transformar uno de los tentáculos en órgano copulador, con el que fecunda de forma interna a la hembra, la cual morirá al poco tiempo de eclosionar los huevos de la puesta.

 

Los tentáculos se unen a la zona cefálica, de ahí el nombre de cefalópodos: pies en la cabeza, dejando entre medias la primera parte del aparato digestivo: la boca. Esta consta de un pico o rábula con siete filas de dientes que sirven para digerir la estructura externa de las presas, las cuales son paralizadas por una sustancia neurotóxica que en algunos casos, como es la del pulpo tropical de anillos azules (Hapalochlaena maculosa), es mortal para los humanos. Son grandes depredadores carnívoros o carroñeros y se alimentan normalmente de crustáceos que localizan de forma visual antes de capturarlos con los tentáculos. El órgano de la vista se encuentra muy desarrollado pudiendo ofrecer imágenes perfectas, aunque se desconoce si son en blanco y negro o en otra gama cromática.

 

Otra peculiaridad de los pulpos es la capacidad de poder mimetizarse con el medio, pudiendo cambiar de color y adaptando diferentes tonalidades y coloraciones. Los encargados de este proceso son los cromatóforos: unas células que se encuentran situadas entre el paquete muscular y la epidermis y que están en conexión con el sistema nervioso. Este último, actúa como director de los cambios en función de la información que recibe del exterior, tales como: situaciones de estrés, cambios de luz, posibles depredadores, etc, y una vez analizada la información, el animal opta por un patrón u otro de colores para camuflarse o huye alejándose del peligro. Para ello expulsa un chorro de tinta que acumula en una glándula, la cual es de color negra debido a uno de sus componentes, la melanina. Es en este momento de confusión cuando el pulpo aprovecha para huir impulsado por el agua que emana a presión del sifón que posee situado en el manto.

 

 

El más común de todos las especies de pulpo que podemos encontrar en nuestras aguas es el Octupus vulgaris, característico de aguas atlánticas, el cual frecuenta las zonas rocosas evitando ser devorado por otras especies de mayor tamaño como las morenas y congrios, o por los numerosos buceadores que tratan de cazar algún ejemplar para elaborar diferentes platos de gastronómicos. La inteligencia y la astucia que poseen estos animales convierten frecuentemente esta pesca en una lucha, en la que el buceador trata de superar al pulpo en agilidad y destreza bajo el agua.

Arrate de Velasco Bióloga Marina