LANZAROTE y BIODIVERSIDAD

LANZAROTE, BIODIVERSIDAD OCULTA ENTRE LAVA

Lanzarote es un laboratorio viviente único para estudiar evolución biológica. La presencia de una masa de agua subterránea de origen marino, cruzada por un tubo volcánico con más de 1 km de longitud, nos permite estudiar animales únicos que, comparados con la fauna marina, nos ayudan a entender procesos evolutivos responsables de nuestra existencia. Además, su enigmático origen, estimula nuestra curiosidad. 

Nuestra última expedición, organizada por Alejandro Martínez y Katrine Worsaae de la Universidad de Copenhagen, con cinco buceadores y once cientifícos de más de ocho países, reveló la existencia de, al menos, cuatro nuevas especies para la Ciencia, y más de trescientas especies desconocidas en Canarias.

Lanzarote es uno de los mejores laboratorios vivos de mundo para estudiar evolución. Puede parecer extraño que las lavas desnudas de Lanzarote, con sus cumbres erosionadas lejos del alcance de los alisios, puedan acoger una diversidad tan elevada como otras islas Canarias. Pero precisamente es esa aridez oscura lo que hace Lanzarote única. La alta porosidad de las lavas y la ausencia de precipitaciones, propiciada por la baja altura de las cumbres de la isla, permiten la infiltración marina tierra adentro. Así, el agua de mar se cuela entre las rendijas, poros y fisuras de las lavas formando un ecosistema único: una masa de agua anquialina, que, aunque en intercambio con el mar, está aislada del mismo y alberga condiciones ecológicas diferentes que permiten el asentamiento de una fauna diferente de la marina.
La casualidad hizo que, cuando hace 20.000 años el volcán de La Corona (al norte de la isla) entró en uno de sus últimos procesos eruptivos, una de sus coladas fluyera en dirección al mar con la composición y temperatura perfectas para propiciar la formación de uno de los tubos volcánicos más largos del mundo; favorecido por el hecho de que entonces el nivel del mar se encontraba por debajo del actual y las lavas pudieron seguir fluyendo 1,600 m más allá de la línea de costa que hoy pintamos en los mapas. El posterior ascenso del nivel de las aguas, unos milenios más tarde, inundó la cueva, y el colapso del techo de la misma en varios puntos abrió en ella jameos. Y es así, a través de esos jameos, como nuestro equipo, en octubre, accedió a la cueva para bucear en esa masa de agua única.
Además de buscar nuevas especies para la Ciencia, nuestro objetivo era estudiar algunas de las 38 especies únicas descritas en esa masa de agua. Especies únicas porque no las conocemos en ningún otro lugar del mundo y porque combinan características difíciles encontrar en otros animales. Mientras por un lado parecen fósiles vivientes porque presentan caracteres ancestrales, ausentes en sus parientes marinos; por otro, presentan adaptaciones muy complejas al medio subterráneo, convirtiéndolos más bien, en avanzados especialistas. Y estas dos cosas se combinan en una idea que es a la vez fascinante y hermosa: eso que está sólo en Lanzarote es consecuencia de todos y cada uno de los procesos, ecológicos e históricos, que han afectado a la isla desde que afloró del mar hace 12 millones de años: son el resultado de la isla misma.
Con todo eso en la cabeza, nos sumergimos hace un mes, y exploramos los primeros 722 m del tubo volcánico. Buscamos respuestas, y sobre todo, más preguntas. Contamos con un equipo de cinco buceadores, los espeleólogos de Uestayaide y once científicos de ocho universidades de todo el mundo; que llegaron a Lanzarote para estudiar las muestras que recogimos en el mar y a lo largo de todo el tubo volcánico hasta los 722 m de penetración, con mezclas de gases y técnicas de descompresión avanzada. 
Alcanzamos los 722 m de penetración porque ahí, en algún momento sucedió algo que permitió la entrada de arena en la cueva desde el lecho marino, grano a grano, como en un inmenso reloj de arena subterráneo. Hoy, esa Montaña de Jable es una duna de 20 m de altura que, además de impresionar al buceador que pueda contemplarla brillar contra la oscuridad de las lavas a la luz de los focos, esconde la clave para responder a la pregunta sobre el origen de esta fauna endémica.
Entre nuestros resultados preliminares destaca el hallazgo de cuatro especies nuevas de anélidos (el grupo de las miñocas) únicas en sus linajes, porque en lugar de vivir en el fondo como sus parientes marinos, nadan en la cueva alimentándose de la materia orgánica traída por las ligeras corrientes de las mareas. Pero, además, y sobre todo en la duna y en las zonas marinas cercanas a la cueva, hemos registrado al menos 300 especies hasta ahora desconocidas en Canarias, posiblemente la mitad de ellas nuevas para la Ciencia. Pero aún queda mucho trabajo por hacer para poder dar una cifra precisa.
…¿pero en realidad, merece esto nuestra atención? Creo firmemente que sí. Hay razones prácticas para pensarlo: por ejemplo, estos animales nos enseñan cómo funciona la evolución biológica, que también nos afecta a nosotros y a nuestras enfermedades; o nos permiten determinar el estado de conservación de los ecosistemas marinos. Sin embargo, para ser honesto, más allá de todos esos argumentos, la importancia de responder estas preguntas se basa en la misma razón que te ha llevado a leer este texto hasta aquí: la curiosidad. Esta cueva, como tantas cosas, es una parte de fascinante de nuestro mundo que nos pertenece y que tenemos derecho (algunos, necesidad) de ver y conocer – Y a veces para ver no basta con abrir los ojos. Ver es algo para aprender, y que tenemos la obligación de enseñar, como decía César Manrique…
 
Alejandro Martínez García 
Investigador en el Consejo Italiano de Investigación
 
Fotografía aérea: José Azaola. www.siguevolando.blogspot.com 
Fotografía macro: Juan Valenciano
Equipo: "Miembros del I Expedición de Estudio de la Meiofauna Anquialina y Marina de Lanzarote, 2011 – Toon Jansens, Maikon di Domenico, Alejandro Martínez, Antonio Todaro, Katrine Worsaae, Luis E. Cañadas, Suso Fontes, Ralf Schoenermark, Tom Artois, Marco Curini–Galetti, Asrin Partavian, Kirsten Kvindebjerg, Enrique Domínguez y Diego Fontaneto".