C.A.S Pastinaca

20 años de ilusión.

Sucedió un día cualquiera de una semana cualquiera. el encuentro fue fortuito y casual. Era la primera vez que hablaba con Saturnino González Arrocha “Nino”. Yo era un joven buceador con poca experiencia pero hambriento de Azul, nitrógeno y aventuras.

Nos conocíamos de vista, crecimos en barrios cercanos, él era jovial, alegre y con gran carisma; una de esas personas que te marcan para siempre.
Fue un encuentro breve junto “al Mercantil”, pero bastó con ese instante. Se habló del Pastinaca, de compañerismo, de salidas de buceo y de amistad. Valores que con el tiempo han cimentado el espíritu del Club de actividades subacuáticas Pastinaca.
A finales del 93 el buceo en Lanzarote era aún minoritario. Solamente unos pocos centros de buceo como Safari Diving actuaban desde “Playa Chica” para el deleite del turista que visitaba la isla.
Sin embargo, para el buceador local era caro bucear con los precios de una empresa de buceo. A finales de ese año un grupo de soñadores se reunieron para crear un club de buceo donde poder cargar botellas y, sobre todo, poder compartir experiencias y sueños.
Nació así el club de actividades subacuáticas Pastinaca que, junto al C.A.S Lanzarote, conforman hoy en día los dos clubes de buceo más antiguos de la isla de Lanzarote.
Fueron tiempos duros, tiempos de imaginación, de inventiva y de aprovechamiento de cualquier recurso. Los compresores de la época eran precarios, de bajo rendimiento y eternamente lentos para llenar las botellas.
Vestíamos trajes multicolor “Nemrod”. Botellas de 15 litros y los MK de Scubapro eran frecuentes para “ir profundo”. Máscaras de grandes dimensiones y las eternas aletas stratos de la mítica marca italiana Technisub hoy absorbida por el gigante Agualung también eran habituales.
Era una época en la que muchos buceadores buscábamos nuestros límites; horas y horas en el azul, picados, cuevas, nocturnas, el coral rojo y grandes bichos como el legendario “Freddy”, un mero de grandes dimensiones.
Pero pronto eso no fue suficiente, teníamos sed de aventuras y comenzamos a mirar hacia el norte de la isla. Se sucederían dos veranos mágicos entre 1995 y 1996 en los que realizaríamos algunas de las mejores inmersiones de nuestra vida a bordo del Jorge Luis, un pequeño barco de pesca transformado en barco de línea por sus propietarios la empresa Líneas marítimas Romero.
Sin duda el túnel del Roque del Este estará siempre entre nuestros mejores recuerdos: la fauna, su impresionante origen volcánico y sobre todo, el recuerdo del grupo humano que se adentró en el azul ese día. Sin embargo, la historia del C.A.S Patinaca continuó evolucionando. De nuevo sería Nino uno de los primeros compañeros en alertar sobre los problema del mar: pocos peces y muy localizados, pero sobre todo una increíble densidad de erizo Diadema antillarum.
Surge así la necesidad de hacer algo, afloran las inquietudes sobre los problemas de nuestro mar, los proyectos se suceden... y nace el sentimiento del Pastinaca como algo más que un club de buceo.
Pero no hay gloria sin sufrimiento. Casi sin avisar, sin despedirse y con un “hasta mañana” tras una inmersión en “Playa Chica” Nino nos dejó para siempre. Sólo quedó el consuelo de saber que siempre estaría a nuestro lado en la lucha, en los reveses y en las alegrías del C.A.S Pastinaca.
Y surgió la Marina de Arrecife; casi sin darnos cuenta hemos ido haciéndonos cómplices de los problemas de este singular lugar, corazón de una ciudad que nunca la ha respetado.
Entrábamos en el 97 cuando, conocedores de la realidad sumergida de la ciudad, planeamos un cambio de conciencia y la necesidad de actuar para tratar de redimir en parte el inmenso daño causado.
Años y años de un voraz desarrollo económico habían dañado severamente los fondos de nuestro litoral. Comenzamos valorando cuál era el estado de un ecosistema herido y humillado en lo más profundo.
Durante estos años y con la fe que nos mueve, hemos llevado a cabo una decena de limpiezas submarinas, sacando cientos de toneladas de basura y ayudando a la progresiva transformación de un entorno tan bello y rico en biodiversidad.
A pesar de todo nunca ha sido suficiente. Siempre abiertos a buscar nuevas vías de actuación y comunicación, no hemos dejado de colaborar con las principales instituciones insulares, como el Cabildo Insular de Lanzarote o el Ayuntamiento de Arrecife. Hemos traspasado incluso las fronteras insulares colaborando con la vice–consejería de pesca a través de la empresa Gesplan.
El proyecto de control de las poblaciones del erizo Diadema antillarum, la localización de poblaciones de la seba fina (nanozostera noltii), las bolas del charco de San Ginés, limpiezas submarinas en la reserva marina de los Islotes, la colaboración en el estudio de nuevas especies para la ciencia en la marina de Arrecife con Leopoldo Moro, la lucha contra las petroleras, Oceanográfica y la guía de buceo de Lanzarote ,así como muchos otros proyectos, han marcado profundamente nuestra trayectoria y nuestra historia.
El mar de lava, ese fondo rocoso y caprichoso sumergido en lo más profundo de nuestra realidad insular, nutre de alimento y protección a una fauna desconocida, singular y multicolor que solamente “los hombres y mujeres que pueden volar”, tienen la suerte de contemplar.
El Open fotosub Lanzarote mar de lava se ha transformado en estos últimos años en una de las apuestas más decididas de este club para salvaguardar la riqueza de una isla marcada por el aislamiento geográfico, la soledad y los elementos.
Un apuesta decidida hacia las personas, el esfuerzo colectivo y el amor común por nuestro entorno natural. Traspasando fronteras, acercándonos a nuestras islas hermanas y compartiendo con todos este concepto de vivir y amar el buceo y lo que representa por encima de todo.
Atrás quedan cuatro sedes sociales, más de 800 socios que han pertenecido en algún momento a este club, proyectos, ideas y objetivos cumplidos. Momentos felices y amargos llenos de satisfacción o de dolor.
Gracias a esos locos que un día creyeron en una idea y fueron capaces de hacerla realidad, gracias a todos los que, ante todo, nos han ayudado a construir estos veinte años de sentimientos y de amor por la naturaleza y el mar.

“Now we’re free”... ahora ya somos libres y volaremos para siempre en el azul de nuestro querido océano creyendo en aquello que amamos.

Porque un día sin darnos cuenta todo comenzó...

 

Rafael Mesa, Presidente del C.A.S Pastinaca