EL ERIZO DE LIMA O ERICERA

EL ERIZO DE LIMA O ERICERA Y LOS BLANQUIZALES DE LOS FONDOS ROCOSOS LITORALES DE CANARIAS: HACIA UN PLAN DE ACCIÓN GLOBAL PARA SU CONTROL 

Importancia de los erizos en los ecosistemas rocosos costeros
Los erizos forman parte de las comunidades de organismos que viven en los fondos litorales y juegan un papel importante en la estructura y la biodiversidad de las mismas, en relación con su intensa actividad como herbívoros. Muchos investigadores los consideran como los principales responsables de la estructuración de las comunidades algales en los fondos rocosos y se les asigna el papel de “herbívoro clave”, haciendo alusión a esta capacidad para modelar el hábitat donde viven mediante su acción ramoneadora. Dicho papel lo desempeñan distintas especies de erizos en los diferentes ecosistemas templados, subtropicales y tropicales.
La actividad de los erizos genera en diferentes partes del mundo los denominados “barren ground” (suelo estéril), donde los erizos aumentan de forma exagerada sus poblaciones, eliminando la cubierta vegetal. Como consecuencia se pierde el potencial productivo de las algas y la función de zona de refugio, reproducción y cría que cumplen los fondos vegetados, además de producirse una elevada pérdida de biodiversidad.
Las causas del aumento de las poblaciones de erizos no son fácilmente reconocibles puesto que entran en juego muchos factores y a diferentes escalas espaciales y temporales, como la especie implicada, la situación geográfica, las condiciones climáticas generales pasadas y actuales y las ambientales particulares de cada zona, las actuaciones antrópicas, etc. No obstante, existe un consenso casi generalizado que señala a la sobreexplotación de los recursos pesqueros, con la consecuente disminución de los depredadores de los erizos, como la causa más frecuente de este desajuste.
 
El caso del erizo de lima o ericera (Diadema antillarum)
El erizo Diadema antillarum se distribuye ampliamente por el Atlántico tropical y subtropical, si bien recientes estudios genéticos ponen de manifiesto que se trata de formas diferentes –incluso pueden considerarse como especies distintas– a ambos lados del Atlántico. En el lado oriental se encuentra desde Madeira hasta el Golfo de Guinea, incluyendo las islas Salvajes, Canarias y Cabo Verde. En cualquier caso, tanto en una orilla como en la otra, se trata de una especie clave en la organización y funcionamiento de las comunidades de los fondos litorales, aunque juega un papel diferente según el tipo de hábitat.
En las comunidades coralinas caribeñas, D. antillarum mantiene controlado el crecimiento algal, beneficiando así el asentamiento de nuevos corales y facilitando su crecimiento. Cuando sus densidades disminuyen drásticamente, como ocurrió después de la mortalidad masiva de 1982–1984, el ecosistema arrecifal comienza a cambiar rápidamente. La cobertura algal se incrementa de forma notable, cubriendo y asfixiando a los corales e impidiendo el asentamiento y crecimiento de nuevos coralitos. No obstante, las altas densidades de Diadema que existían en el Caribe antes de la mortalidad masiva tampoco eran buenas porque contribuían claramente a la bioerosión de los arrecifes. En situaciones intermedias de densidad de erizos se alcanza un equilibrio dinámico algas–corales adecuado, que propicia los máximos de biodiversidad en la comunidad coralina.
En el Atlántico Oriental, sobre todo en Madeira, Canarias y Salvajes, la respuesta de las comunidades de organismos litorales al incremento de las poblaciones de erizos es muy diferente al no existir arrecifes coralinos. La acción ramoneadora de los erizos desmantela la cubierta vegetal, dejando los fondos empobrecidos, despoblados y cubiertos de una costra de algas calcáreas muertas que les da un color blanquecino, por lo que reciben el nombre de “blanquizales”. 
El erizo de lima posee una plasticidad asombrosa para adaptarse a las más diversas circunstancias, cambiando su morfología y estrategias de vida, lo que le permite sobrevivir en densidades altísimas con escaso aporte nutricional. Es capaz de reducir su tamaño corporal para adecuarse a la cantidad de alimento existente, aprovechando exclusivamente las yemas, postlarvas y otros propágulos que constantemente intentan colonizar el fondo. 
La presencia de esta especie en nuestras islas es muy antigua, los estudios genéticos indican que ya se encontraba en nuestro mar mucho antes de la llegada del hombre, y probablemente siempre ha mantenido altos niveles poblacionales, si bien la interacción humana con los ecosistemas ha favorecido su expansión reciente hasta niveles de plaga.
Desarrollo actual de los blanquizales en las costas de Canarias 
En la actualidad, los fondos rocosos de las islas, con la única excepción de gran parte de El Hierro, están muy afectados por la acción del erizo, pero especialmente en los sectores abrigados donde el efecto se inicia casi desde la orilla. En islas como Tenerife el blanquizal ocupa el 70% del fondo rocoso hasta 50 m de profundidad. Las densidades pueden llegar hasta valores medios de 17 erizos por metro cuadrado, si bien desde que se alcanzan unos valores medios en torno a 4 ya ha desaparecido la cubierta de algas blandas, persistiendo sólo la costra calcárea típica del blanquizal. Este fenómeno reduce considerablemente la capacidad productiva de la franja costera, repercutiendo directamente en los niveles tróficos superiores y, por tanto, también en una disminución de los recursos pesqueros.
Aunque esta situación se conoce desde principios de los años setenta –cuando se inician las investigaciones marinas en los centros canarios–, se tiene la certeza de que ha habido un crecimiento progresivo y notable de las poblaciones de erizos en las últimas décadas. Encontrar un motivo claro y concluyente del aumento desmesurado de los blanquizales es complejo, si bien la sobreexplotación pesquera que vienen sufriendo las islas en las últimas décadas es una de las causas con mayor peso, pues ha hecho disminuir considerablemente el número de predadores, tanto de los especializados como de aquellos que comen los erizos sin tenerlos como una presa principal. En este sentido, cabe señalar que las islas más occidentales, y particularmente El Hierro, tienen una composición de especies depredadoras especializadas más completa como consecuencia del gradiente de aumento de temperaturas este–oeste a lo largo del archipiélago. A nivel local, las condiciones ambientales particulares y las propias actividades antrópicas pueden tener una gran influencia; los vertidos contaminantes y la ocupación de la franja costera, procesos directamente relacionados con el desmesurado desarrollo experimentado en los últimos tiempos en algunas islas, afectan también a las comunidades algales, eliminándolas rápidamente y facilitando la colonización de los erizos e incluso ofreciéndoles con frecuencia un hábitat idóneo (escolleras, espigones, etc.) para el desarrollo de nuevos blanquizales allí donde no existían. Otro factor que parece estar favoreciendo reclutamientos masivos de este erizo de origen tropical es el calentamiento del agua en las últimas décadas.

Medidas de control 
En la última década se ha realizado un gran esfuerzo de investigación en las dos universidades canarias para conocer a fondo la biología y ecología de esta problemática especie. Ello ha conducido a que se conozca bien su ciclo biológico, sus interacciones con otros organismos, el desarrollo del blanquizal en las diferentes islas, el incremento reciente de las abundancias, etc. Por lo tanto, actualmente está clara cual es la situación y también el futuro previsible si no se adoptan medidas urgentes para su control.
Es probable que una buena ordenación pesquera, ajustada al nivel de los recursos, pueda contribuir a reducir globalmente las poblaciones del erizo a largo plazo. En algunas partes del mundo ha sido muy útil para controlarlos la creación de redes de reservas marinas, que han propiciado a medio plazo una recuperación de los depredadores, alcanzándose un nuevo equilibrio en los ecosistemas. Éstas son posibilidades válidas, pero es importante atacar el problema con prontitud y para ello se han sugerido desde los centros de investigación una serie de medidas que conformarían en conjunto un plan global de actuación:

1º. Creación de una red representativa y extensa de reservas marinas. 
2º. Acciones de reducción controlada de la población mediante
 buceadores en zonas de alto valor ecológico.
3º. Protección de los principales depredadores. 
4º. Consumo de las gónadas (huevas). 
5º. Utilización de los erizos para los piensos de los cultivos marinos. 
6º. Cría y suelta de depredadores. 
7º. Utilización de los caparazones y dientes en obras de artesanía.

Algunas de estas medidas ya han comenzado a ponerse en práctica, pero la mayoría sólo son todavía planteamientos teóricos. La creación de reservas marinas se ha comprobado que es una medida eficiente, pero el objetivo no se alcanza fácilmente cuando se parte de niveles de población del erizo muy elevados y, además, fuera de las reservas siguen existiendo enormes extensiones de fondo afectados. En lo que se refiere a la eliminación controlada por buceadores, puede ser útil para mantener a los erizos controlados en zonas concretas de alto valor ecológico, pero es imposible aplicar dicho tratamiento a espacios grandes. De hecho actualmente ya se han llevado a cabo, como veremos posteriormente, en diferentes zonas de las Islas con notable éxito, particularmente allí donde los clubes de buceo han tomado la responsabilidad de seguir controlando a los erizos. La efectividad de otras medidas está por comprobar, pero probablemente el consumo de las huevas –que son de gran calidad– pudiera ser una acción muy eficiente, aunque Diadema sólo tiene gónadas maduras en un corto periodo de tiempo, que va de mayo a julio, lo que podría ser un impedimento para el desarrollo y la trascendencia que pudiera llegar a tener.

Una actuación inmediata en Lanzarote: la reducción poblacional controlada 
En Lanzarote, la administración medioambiental y pesquera de Canarias y el Cabildo Insular están iniciando un proyecto de reducción controlada de la población de erizos en zonas de alto valor ecológico. Esta acción parece necesaria dado el espectacular crecimiento demográfico del erizo en la isla, incluyendo también dos sectores muy afectados de La Graciosa.
Las reducciones de la población de erizos mediante buceo ya se han llevado a cabo con éxito en otras islas, en forma de experiencias pilotos realizadas por los centros de investigación, que luego se extendieron a acciones más amplias propiciadas por algunos gobiernos insulares y por clubes de buceo. El resultado de las mismas es muy exitoso, pues al cabo de muy poco tiempo el fondo limpio de erizos se puebla de algas, que en unos meses constituyen una especie de oasis de biodiversidad en medio del desierto del blanquizal, recuperándose las funciones productivas y de refugio del fondo vegetado. Entre las algas vuelven a pulular los pequeños crustáceos, moluscos y gusanos que atraen a los peces y a los macroinvertebrados, organizándose otra vez la cadena trófica. Los peces grandes, tanto herbívoros (por ejemplo, la vieja) como carnívoros (por ejemplo, el abade), reaparecen en busca de presas y los juveniles vuelven a desarrollarse en estos fondos.
Para el buen resultado de estas acciones es necesaria la colaboración de los clubes de buceo y también la concienciación de la ciudadanía con el problema. Todos debemos colaborar en que no se pierda lo recuperado y en que se siga avanzando en recuperar otras zonas valiosas. Se trata de un problema ecológico de primera magnitud, con importantes repercusiones medioambientales y pesqueras, que puede tener solución si se aborda con seriedad y rigor.

Alberto Brito Hernández
Grupo de Investigación en Biodiversidad, Ecología Marina y Conservación (BIOECOMAC), Departamento de Biología Animal (Ciencias Marinas), Universidad de La Laguna.

Fotografías: Leopoldo Moro