24/3/2020
Escucho, a lo lejos, un concierto de sirenas.
Son las fuerzas del orden, desfilando.
Coches de policía, ambulancias, algún camión
de los bomberos… Es curioso cómo cambian
los roles asignados durante el estado de alarma.
Normalmente, el sonido de una sirena
nos pone en guardia, nos sobresalta,
de inmediato pensamos en alguna desgracia.
Ahora no. Ahora el aullido de las sirenas,
tan temido por Ulises, nos reconforta,
arropa con su canto a la intranquila población.
Es un homenaje a los heroicos sanitarios.
Kafka tenía razón. Lo que da verdadero pavor
no es el canto de las sirenas, sino su silencio.
Pero es increíble cómo las crisálidas del miedo
se metamorfosean en mariposas de valor.
¿No notas cómo aletean en tu garganta?
Déjalas salir. Ábreles las ventanas de tu alma.
Derrite la cera que tapona tu corazón.
Adelante, únete al coro de sirenas, ¡alza tu voz!
Pandemia a corazón abierto
Ediciones Remotas, 2025
POEMA: ALEXIS de la cruz @libreria_lamadriguera
FOTOGRAFÍA: RUBÉN ACOSTA www.rubenacosta.es: w